Y en esas, llegó Papito. Justo cuando el concierto tenía que definir para dónde ir, si subir o perderse, apareció Miguel Bosé. ¡Vaya tablas! Agarra el micrófono muy arriba, cierra casi siempre el otro puño, tiene semblante de superioridad y una elegancia que desborda. Y canta. Canta, pero de verdad. "Siempre en mi mente", "Sevilla", "Gulliver", "Amante bandido"... el espectáculo acabó de subir a la azotea. Aquel "Te amaré" del final solo es propio de las estrellas. ¡Gracias por venir!
Fuente. Diario ElDía. la Palma
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