marzo 24, 2018

Recordamos "Bajo el signo de Cain" en su 25 aniversario






Bajo las referencias bíblicas, Miguel Bosé traza para su undécimo trabajo, nuevos horizontes teológicos en la búsqueda de la misericordia de la humanidad, de la mano de la devoción y la fe dogmática. En 1991 había editado su disco Directo ´90, recopilando en vivo sus grandes éxitos, intencionado musicalmente como un punto y a parte en su carrera.

El siguiente álbum sería más personal, más íntimo y alejándose en la totalidad de las modas musicales (Miguel Bosé con su innata personalidad, y maestría, partiendo de su necesidad para evolucionar musicalmente, asumiría el riesgo que ello conllevase).

Con una cuidada producción a cargo de Ross Cullum (un prestigioso ingeniero musical, compositor y un reputado productor musical, empezó trabajando para EMI, con la banda Roxy Music, además de trabajar con artistas como Enya, Tears for Fears, Paul McCartney, Howard Jones o David Summers) y co-producido por Sandy McLelland –además de los arreglos vocales- (Andy Ross fue el asistente de producción), grabado en The River (Londres, Inglaterra) y en Quarzo (Madrid, España). Mezclado en Mayfair (Londres). La grabación y las meclas fueron a cargo de los propios Ross Cullum y Sandy McLelland. Como asistente de mezclas fue Avril Mackintosh y el asistente de grabación en Madrid fue Michael Sánchez.

La gran banda con la que Miguel Bosé confeccionaba y grababa el álbum era la siguiente:

Andy Ross (guitarra eléctrica, batería, percusión, bajo y teclados); Sandy McLelland (batería, percusión, bajo, guitarra acústica, teclados, órgano Hammond, piano y coros); Bryn Howarth (guitarra con slide y mandolina); Ross Cullum (batería, percusión, bajo, guitarra eléctrica, saxo soprano, trompeta, teclados y piano); Naresh Ali Khan y Stuart Gordon (violín y cuerdas); Davy Spillane (gaita y voces); Gino Pavone (percusión); Chris Hughes (batería y maracas); Simon Jeffes (guitarras); Andy Duncan (pandereta); Jack Hues (flauta); Sol Pilas, Andrea Boston, Juan Cánovas, Jose Mª Guzmán, Maisa Hens, Wuebo y Edith Salazar (voces).

Como en su anterior álbum de estudio “Los Chicos no Lloran” (1990) donde aparecían prestigiosos invitados, este no iba a ser menos, ya que contaba con las grandes colaboraciones de:

Antonio Carmona (cajón flamenco y voces) y José Miguel Carmona (guitarra española) -de Ketama-; Vicente Amigo (a la guitarra española), Javier Catalá (guitarra eléctrica –a quién he tenido el honor de entrevistar-) y Luisi Carmona (voces).

De esta manera, tras tres años de gestación, a mediados de 1993 salía a la venta el esperado undécimo álbum de estudio de Miguel Bosé, titulado: “Bajo el signo de Caín” (WEA International). Un álbum alejadísimo de las tendencias de los ochenta donde Miguel Bosé era precursor, gracias a “Bandido” (1984) y su posterior entrada al New Wave con “XXX” (1987) pero más cercano a lo nunca antes había hecho hasta ahora, aunque bien es cierto que en “Los Chicos no Loran” (1990) estaba abriendo un camino y una brecha, estoy hablando: del pop elegante, de la serenidad, de la templanza musical.

Doce composiciones elaboradas tras un camino interno espiritual, una realización vital, una búsqueda de encuentro moral, sin discriminación de sexos o religiones… como lo han sido álbumes de muchos artistas, como ejemplo, discos como: “Passion: Music for The Last Temptation of Christ” (1989) de Peter Gabriel, el “Praise & Blame” (2010) de Tom Jones o la trilogía cristiana propiamente dicha, compuesta por “Slow Train Coming”, “Saved” y “Shot Of Love” de Bob Dylan, grabados entre 1979 y 1981.

En caso del álbum que analizo, musicalmente y estéticamente vemos a un Miguel Bosé nuevamente bautizado, encarnado en el hombre maldito, con una señal en la frente hecha por Dios, o en la contraportada vemos a un Miguel Bosé personificado en Caín, un ángel desterrado (espléndidas fotografías y collage hecho por David Scheinmann).

Con una música de atmósfera maravillosa, las letras (prácticamente todas llevan una dedicatoria) son plegarias, diálogos entre el creador y el ser creado, preguntas místicas, laicas, profanas, de orfandad en cuanto a querencia o de adoración a la mujer… etcétera:

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